domingo, 21 de julio de 2019

Oviedo/Uvieu - Avilés

Como se dice en la descripción, este blog no pretende ser un diario de viaje (hay muchos en la red) ni una guía del Camino, que las hay excelentes (Gronze, Anaya o Buen Camino), sino que nació para tratar de qué ver y hacer en las etapas del Camino, poniendo especial atención al patrimonio natural o artístico. Por lo tanto, voy a hacer unas pinceladas de esta etapa, de unos 29 km, que no tiene mucho que comentar, para centrarme más en Avilés, una ciudad que sorprende muy agradablemente a los que la visitan, por su precioso casco medieval.

Típicos soportales de Avilés

Para los peregrinos, los momentos más ingratos suelen ser las entradas y salidas de las ciudades, salvo algunas excepciones, como las deliciosas entradas de Pamplona y Burgos (por la variante no oficial de Fuentes Blancas), la salida de Vitoria o la entrada y salida de San Sebastián. En este caso, salimos de una ciudad y entramos en otra, lo que hace que sea una etapa bastante pesada, aunque con un final feliz y algunos tramos agradables.

Lo bueno de la salida es que podemos ver una vez más la Catedral del Salvador y la fuente de Foncalada, de las que hablé en la anterior entrada. Después de abandonar Oviedo, la etapa transcurre por carreteras locales hasta llegar a Posada de Llanera, un pueblo de algo más de tres mil habitantes que, el primer fin de semana de julio, celebra una interesante fiesta de interés turístico regional, en la que se hace representación teatral de un hecho histórico: una sublevación de la población contra los abusos del obispo. Pongo un enlace que recomiendo visitar: Perxuraos (excomulgados).

Tras salir de Posada, tiene lugar el tramo más agradable de la etapa: la subida y bajada al Alto de Miranda y, a partir de ahí, los últimos 8 km son una tortura en la que hay que caminar por una acera junto a una carretera.

Pero, como he dicho, esta etapa tiene final feliz, pues Avilés tiene mucho para ver. En primer lugar, tiene un magnífico casco histórico que fue declarado en 1955 Conjunto Histórico-Artístico. El corazón del centro está en la Plaza de España, en donde se encuentra el Ayuntamiento (s. XVII) y el Palacio de Ferrera, de estilo barroco (s. XVII), que hoy es un hotel de cinco estrellas.

 Ayuntamiento
Palacio de Ferrera

Además de esta plaza, el centro histórico cuenta con un conjunto de calles peatonales con preciosos soportales, como las calles Galiana y Rivero. Además de sus soportales, en el centro puede disfrutarse de varias iglesias, palacios y casas blasonadas.
 Iglesia de San Nicolás de Bari (gótico, s. XIV)
 Iglesia de los Padres Franciscanos (románica, s. XII)
 Iglesia de Sabugo (románica, s. XIII)
Palacio de Camposagrado (barroco, s. XVII)

También en el centro, aunque no estrictamente en el centro histórico, hay edificios señoriales más modernos, de principios del s. XX, pero que también merecen la pena, como el teatro Palacio Valdés o el Palacio Balsera (actualmente el Conservatorio de Música), además de la iglesia neogótica de Santo Tomás de Canterbury o de Sabugo.

 Teatro Palacio Valdés
Palacio de Balsera
Iglesia de Santo Tomás de Canterbury o de Sabugo

Además de visitar la arquitectura del centro histórico, para relajarse, recomiendo dos parques: el de Ferrera y el del Muelle. El primero de ellos, situado en pleno centro, es mucho más grande. Es un gran parque de estilo inglés que pertenecía a los marqueses de Ferrera, pero que, afortunadamente para los avilesinos y visitantes, pasó a ser un parque público en 1976. El Parque del Muelle es de tamaño más bien mediano, pero es agradable para descansar e interesante por sus estatuas, como la de la Foca o la de Pedro Menéndez de Avilés, que fue el primer Adelantado de Florida.


Parque de Ferrera
Parque del Muelle

Por último, pero no menos importante, recomiendo encarecidamente visitar el Centro Niemeyer, una donación que hizo el célebre arquitecto Oscar Niemeyer (1907-2012) con motivo del XXV aniversario de los Premios Príncipe/Princesa de Asturias, que obtuvo en 1989. Fue inaugurado en 2011.

Niemeyer, conocido especialmente por sus emblemáticos edificios de Brasilia, fue discípulo de Le Corbusier pero, a diferencia de su maestro, prefería la curva a la recta, como se ve claramente en esta obra, que consta de tres elementos: una cúpula, un auditorio en forma de ola y una torre. La cúpula y el auditorio están unidas por una pasarela ornamental que representa un río desde su nacimiento (la cúpula) hasta su desembocadura (el auditorio). La torre, por su parte, simboliza un árbol.



Su interior es muy interesante y representa la ideología comunista del autor. Por ejemplo, en el auditorio no hay palco ni anfiteatros y, en todo el suelo, hay una moqueta roja. Además, desde la torre hay magníficas vistas de la ciudad y su ría.

En definitiva, aunque la etapa Oviedo - Avilés es más bien pesada (y, según me han dicho algunos peregrinos, ocurre algo parecido con la Gijón - Avilés), tiene un final muy gratificante.

Saludos cordiales y buen Camino,

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