domingo, 21 de agosto de 2016

Irún - Donostia/San Sebastián (II)

Retomando el Camino del Norte, voy a dedicar una entrada a Donostia/San Sebastián.

Si se ha llegado andando desde Irún, lo normal sería llegar para comer y disponer solo de una tarde, lo cual es muy poco tiempo. Pese a eso, voy a hablar de algunos de sus muchos encantos sin pretender sustituir a la oficina de turismo.

Al decir Donostia/San Sebastián, lo primero que vendrá a la cabeza es su impresionantemente bonita Playa de la Concha y su famoso festival de cine, que tiene lugar en el auditorio Kursaal, diseñado por el famoso arquitecto Moneo, pero no va a ser de esto de lo que voy a hablar, sino de cosas menos conocidas y, salvo que se decida hacer una noche extra en esta ciudad, habrá que decidir qué ver esa tarde y qué dejar para una mejor ocasión.

En primer lugar, no me resisto a mencionar el Palacio de Aiete, que sirvió de veraneo a reyes como  Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII y, también, al dictador Franco. Pese a ser en opinión de muchos lo más bonito de la ciudad, con permiso de La Concha, está poco frecuentado porque está algo alejado, por lo que recomendaría a peregrinos y turistas tomar un autobús. 

Lo menciono en primer lugar porque hice mi primera carrera en esta ciudad y me gustaba hacer escapadas a evadirme. El palacio es bonito pero, lo que hacía que me escapase eran sus grandes jardines y su estanque con patos, cisnes, etc. (lo confieso: me encantan los animales y las flores).




También es recomendable pasear por su centro histórico, que es relativamente moderno, pues la ciudad fue incendiada en agosto de 1813 por las tropas de los aliados en la llamada Guerra de la Independencia. 

De "lo viejo", como se le suele llamar, es muy típico comer sus pinchos de diseño y, para los amantes del arte, recomiendo la visita a sus dos iglesias: Santa María (s. XVIII) y San Vicente (s. XVI). Lo más destacable es la portada barroca de la primera y el retablo renacentista de la segunda.



También merece la pena pasearse por su barrio costero (el mejor, según una popular canción) y recorrer el Paseo Nuevo, situado entre el monte Urgull (que también merece la pena visitarse y disfrutar de sus vistas) y el mar.

Inevitable también es recorrer su Ensanche y el barrio de Gros, con muchos edificios nobles de estilo francés (recordamos que la ciudad fue incendiada en 1813). Me resulta imposible decir en poco espacio en qué lugares hay admirables casas para levantar el cuello, así que solo voy a mencionar el Ayuntamiento y sus jardines, la Plaza de Gipuzkoa, en donde se encuentra la Diputación, la Catedral del Buen Pastor, el teatro Victoria Eugenia, el hotel María Cristina y el paseo junto al río Urumea.



Para los amigos de los jardines, además del de Aiete, recomendaría el parque de Cristina Enea, poco frecuentado y que cuenta incluso con ciervos y, para quienes quieran ver museos, pueden disfrutar con el Acuario y con el Museo de San Telmo, de historia, arte y etnografía.

En la siguiente entrada sobre el Camino del Norte, en la que hablaré de la etapa Donostia - Zarautz, comentaré otros lugares que me he dejado en el tintero pero por los que pasa el Camino o están muy próximos a él.

Saludos cordiales y buen Camino,

2 comentarios:

  1. Veo que conoces bien San Sebastián y la describes a la perfección tanto en tus comentarios como en las fotos que acompañan, yo he tenido la oportunidad de visitar algunos de los lugares que nombras y me parecen muy acertados, mi cuenta pendiente visitar Donostia de peregrino, un saludo.

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  2. Hola Anónimo:

    Gracias por comentar. Efectivamente, estuve en Donostia 5 años estudiando Derecho y, por eso, la conozco bien y me encanta, como creo que se me nota un poco.

    Te animo a que la visites como peregrino.

    Un saludo cordial,

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