jueves, 4 de agosto de 2016

Zubiri - Iruña/Pamplona (II)

Como dije en la anterior entrada, hoy no voy a hablar de una etapa del Camino de Santiago, sino que la voy a dedicar en exclusiva a Pamplona (o Iruña), la ciudad natal de mi padre y que tiene bastante para ver y disfrutar. Para mí siempre es un placer visitarla y, excepto en invierno y en las fiestas de San Fermín, creo que cualquier época es buena para conocerla.

Tres siglos después, sigue siendo de actualidad lo que escribió de ella Domenico Laffi: "Es esta una ciudad verdaderamente fortificada y adornada de hermosos palacios y edificios soberbios, con bellas plazas y grandes y hermosos conventos de toda suerte de religiosos”.

También son destacables sus zonas verdes. De hecho, hay una sana rivalidad entre mi ciudad natal (Vitoria-Gasteiz) y la de mi padre por cuál de las dos tiene más zona verde por habitante. Creo que gana Vitoria (incluso si descontamos el conocido como anillo verde), aunque tengo que reconocer que el centro de Pamplona es mucho más verde que el de mi ciudad, que tiene sus parques más grandes en la periferia.

Recordamos que la entrada a Pamplona desde el Camino se hace a través de bonito puente medieval de la Magdalena sobre el río Arga. Tras cruzarlo, nos dan una cordial bienvenida las murallas, construidas en el siglo XVI y declaradas Bien de Interés Cultural. 



Si el tiempo lo permite, es recomendable recorrer sus aproximadamente 5 kilómetros entre el parque de la Media Luna (con magníficas vistas sobre el río Arga) y el parque de la Taconera.

Este parque es mi lugar favorito de Pamplona. Es de estilo francés y cuenta con abundantes jardines floridos, estatuas y, sobre todo, un gran foso con animales en semilibertad, en el que pueden verse faisanes, pavos reales y ciervos, entre otros, además de bonitas vistas sobre el río.




Junto a la Taconera, tenemos otro lugar que es imprescindible visitar: la Ciudadela, un edificio militar pentagonal del siglo XVI, ubicado en el que, si no me equivoco, es el parque más grande de Pamplona. En la actualidad, el interior del edificio se utiliza para exposiciones y actos culturales. Aunque espero hablar de ello en otra entrada futura, adelanto que en Jaca también hay una ciudadela pentagonal.



Naturalmente, como es de esperar, la antigua capital de un reino también tiene lugares culturales de interés. Su imagen más conocida es la del Ayuntamiento. Aunque creo que es innegable que este edificio barroco es muy bonito, la primera vez que se visita suele decepcionar la plaza en la que se encuentra, que es más pequeña de lo que parece en la tele o en los periódicos cuando se da la noticia del inicio de las fiestas de San Fermín.


Muy cerca de este edificio, se encuentra la Plaza del Castillo, un gran espacio peatonal que constituye el "cuarto de estar" de Pamplona aunque, hace 15 años, para la construcción de un parking que compensase la peatonalización que quería acometerse, el Ayuntamiento hizo la monstruosidad de talar con nocturnidad 50 plataneros y 20 acacias.

Para los amantes del arte, no hay que dejar de visitar la Catedral, un templo gótico con fachada neoclásica, obra del gran arquitecto Ventura Rodríguez. Pero lo mejor de este templo está por dentro, pues cuenta con uno de los mejores claustros góticos de Europa y con los magníficos sepulcros de Carlos III el Noble y su esposa, en los que también está representado sus perros (o perras, lo ignoro), entre otras joyas.



Para no alargarme en exceso, me despido mencionando otros lugares de Pamplona que, en mi opinión, es imprescindible visitar: la iglesia de San Cernin o San Saturnino (s. XIII), patrón de Pamplona (¡no, no es San Fermín el patrón de la capital!); el paseo de Sarasate, alameda del s. XIX que tiene el Monumento a los Fueros y algunas de las famosas estatuas que fueron retiradas del Palacio Real de Madrid en tiempos de Carlos III; la fachada gótica de la Cámara de Comptos (equivalente al Tribunal de Cuentas) y el recorrido del Encierro.

Seguro que me he dejado cosas en el tintero, así que invito a comentar a los lectores.

Saludos cordiales,

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