domingo, 11 de septiembre de 2016

Los Arcos - Logroño (I)

La mayor parte de los que pernoctan en Los Arcos suelen continuar hasta Logroño, haciendo una etapa de unos 29 km, aunque no pocos, por diferentes motivos, prefieren acortar la etapa y dormir en Viana, situada a unos 19 km de Los Arcos, aproximadamente.

De Los Arcos, he querido dejar para hoy el Portal de Castilla, un bonito arco barroco situado junto antes de un puente sobre el río Odrón que, dependiendo del lugar en el que se haya dormido, puede ser necesario cruzar.



La etapa comienza recorriendo unos 7 km a través de pistas agrarias hasta llegar a Sansol y Torres del Río, dos pueblos que distan entre sí únicamente un km y que son elegidos como fin de etapa por muchos peregrinos, lo cual no es una mala opción, siempre que se hayan dedicado unos cuántos minutos a disfrutar del impresionante interior de Santa María de Los Arcos, cuya visita es obligatoria para toda persona a la que le guste un poquito el arte.

De Sansol hay que mencionar algunas casas blasonadas y su esbelta iglesia barroca de San Zoilo (s. XVII), desde la que hay un mirador a Torres del Río, otro bonito pueblo en el que es inexcusable visitar la iglesia románica del Santo Sepulcro (s. XII), declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1931.

Este templo, que no se utiliza para el culto, es un esbelto edificio octogonal (como Eunate) que en su día servía de faro para los peregrinos y como edificio funerario. Al parecer, perteneció a la Orden del Santo Sepulcro, motivo por el que imita la planta octogonal de la iglesia del mismo nombre de Jerusalén.



En su interior, lo que más llama su atención es su bóveda, que tiene una estrella de 8 puntas que recuerda al arte islámico, motivo por el cual se cree que fue realizada por cristianos procedentes de la España musulmana. En sus capiteles se representa el descendimiento de Jesús de la cruz y las tres Marías ante su tumba vacía. Como he dicho, era un templo funerario, motivo por el cual se quería representar la victoria ante la muerte.



Entre Torres del Río y Viana hay unos 10 km sin poblaciones intermedias. Es un tramo que comienza con un sube-baja para, a continuación, hacer un descenso entre barrancos agradable para la vista, pero no tanto para las piernas.



Aunque Viana, la última localidad navarra del Camino, no es un pueblo grande, tiene mucha historia y mucho arte, uno de los motivos por los que deciden detenerse aquí algunos caminantes.

Comenzando por la historia, vio nacer al famoso escritor del Romanticismo Navarro Villoslada -autor de la gran novela histórica Amaya o los vascos en el siglo VIII- y también vio morir a César Borgia en una emboscada, tal vez por no haber sido reconocido pues, de haber sabido los asaltantes quién era, lo más lógico hubiese sido tomarlo prisionero y pedir un jugoso rescate.

También hay que decir que, cuando Navarra era un reino independiente, el Príncipe Heredero recibía el título de Príncipe de Viana, que hoy ostenta la Princesa de Asturias. 

Para los amantes de la arquitectura, su centro histórico tiene abundantes palacios e iglesias (una de ellas en ruinas, víctima de la Guerra Carlista), por lo que conviene recorrerlo a conciencia y visitar su Oficina de Turismo, así que, para no alargarme demasiado, solo voy a citar dos de sus joyas: su Casa Consistorial, de estilo barroco, ubicada en la preciosa Plaza de los Fueros (acompaño foto) y, sobre todo, la iglesia de Santa María de la Asunción, declarada BIC en 1931.



Por su tamaño, esta iglesia bien podría ser una catedral. Aunque su grandeza y su esbelta torre llaman la atención, lo mejor de su exterior es su impresionante portada, que es un auténtico retablo. Su interior, de tres naves, también debe ser visitado, pues tiene un espectacular retablo, un precioso triforio y, como anecdótico, una curiosa girola cuadrada, algo que creo que no he visto en ningún otro lugar.



Frente a la puerta de su iglesia, está la tumba de César Borgia. En un principio, se le enterró en la iglesia, hasta que, al parecer, un obispo decidió que era un sacrilegio que estuviese enterrado en su interior y decidió que se le enterrase en la calle Mayor, para que fuese pisoteado. Finalmente, un ayuntamiento franquista decidió darle un entierro honorable en 1953.

En los 9 km que hay entre Viana y Logroño, creo que lo más destacable es Dña. María, una buena mujer que continúa la tradición de su madre (Q.E.P.D) de ofrecer higos y agua a los peregrinos.

La entrada a Logroño se realiza cruzando el puente de piedra sobre el río Ebro, pero dejo esta ciudad para la siguiente entrada del Camino Francés.

Saludos cordiales y buen Camino,

No hay comentarios:

Publicar un comentario