martes, 8 de noviembre de 2016

Castrojeriz - Frómista

La etapa que hoy recomiendo, de unos 25 km, une dos localidades que ofrecen una buena dosis de arte.

Unos 2 km después de salir de Castrojeriz, para empezar bien el día, hay que subir el Alto de Mostelares, un pequeño puerto de un kilómetro de subida continua al 12%. Aunque la pendiente no es excesiva, el hecho de que no haya falsos llanos se nota y, los ciclistas, suelen subir empujando las bicis. De todas formas, el esfuerzo merece la pena porque desde arriba hay una vista amplísima, amarilla en verano y verde en primavera.

Como anécdota, hace unos 15 años había en Castrojeriz un perro que elegía al peregrino que veía más débil y le acompañaba hasta lo alto del puerto, para luego volverse a su casa.




Después de descender Mostelares y de andar unos kilómetros entre cultivos de cereal y girasoles, llegamos a lo que fue la localidad de Puente Fitero, de la que solo sobreviven una capilla gótica y un largo puente medieval de once arcos sobre el río Pisuerga, que marca el límite entre las provincias de Burgos y Palencia. En la capilla en cuestión hay un albergue peculiar gestionado por una ONG católica italiana que tratan a los peregrinos como en el pasado, con lavatorio de pies incluido.





No muy lejos del puente, está Itero de la Vega, en donde podemos encontrar el primer bar después de 13 km andando. En mi opinión, lo más interesante del pueblo es un rollo de justicia ubicado junto al Ayuntamiento y que conmemora su independencia, concedida por Enrique IV.



Siete kilómetros después llegamos a Boadilla del Camino, en donde suelen pernoctar los que duermen en Hontanas. Allí se puede disfrutar del impresionante rollo jurisdiccional, profusamente decorado, así como del interior de su iglesia, declarada Bien de Interés Cultural, que cuenta con una interesante pila bautismal y un retablo renacentista con magníficas pinturas, por lo que es necesario visitarla.



Los aproximadamente 5 km que quedan hasta la meta son muy agradables, con la buena compañía del Canal de Castilla, vasta obra de ingeniería promovida por el Marqués de la Ensenada en el s. XVIII. En su día se construyó como medio de transporte, pero ahora se utiliza para el regadío y paseos lúdicos en barco.




Cuatro esclusas en el canal dan la bienvenida a Frómista que, aunque es famosa por una iglesia, son tres las que hay que visitar, por fuera y por dentro. La más desconocida es la iglesia de Santa María del Castillo, que tiene una preciosa bóveda de crucería y en la que se emite una interesante exposición audiovisual llamada Vestigia. Allí estuvo un impresionante retablo formado por 29 tablas flamencas, pero fue robado en los años 70 por Eric el BelgaEn esta foto puede verse cómo era el retablo.



Las tablas del retablo en cuestión, que fueron recuperadas, pueden verse en la iglesia gótica de San Pedro, que también es necesario visitar.  Para verlas es necesario pagar un módico precio que se destina a su restauración y montaje. Cuando se logre montarlo, será trasladado a la iglesia en la que se encontraba. 



Por último, está la famosa iglesia de San Martín de Tours, una de las grandes joyas del Románico de España. Su interior es aparentemente austero, pues no hay retablos como en otras iglesias. Sin embargo, eso es solo apariencia, pues sus capiteles tienen una rica decoración escultórica, con elementos vegetales, animales y humanos.



Saludos cordiales y buen Camino,

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