En la anterior entrada sobre esta
ruta, acabamos diciendo que, tras cruzar un puente medieval sobre el río Ebro,
se llega a Haro, localidad de casi 12.000 habitantes y capital de la comarca de
Rioja Alta. Antes de hablar del recorrido de esta etapa, voy a dedicar unas
líneas a Haro, que había quedado
pendiente.
Como sucede con la gran mayoría
de las ciudades del Camino, grandes y pequeñas, la entrada no es muy agradable.
Tras atravesar una zona de bodegas y pabellones, entramos en su casco urbano
tras cruzar un puente sobre el río Tirón.
Haro destaca por el turismo
enológico y, también, gastronómico, pues en los bares de su centro histórico
tienen muy buenos pinchos y buenos lugares para comer. Sin embargo, también
tiene mucho interés para el turismo cultural y, de hecho, su centro histórico
está catalogado como Conjunto Histórico-Artístico y, siendo fiel a la filosofía
de este blog, voy a tratar de estos encantos de Haro, aconsejando, como
siempre, visitar su Oficina de Turismo, a la que este blog no pretende
sustituir.
El cuarto de estar de Haro está
en la Plaza de la Paz, en donde está la Casa Consistorial, del gran arquitecto neoclásico Ventura Rodríguez.
Sin salirnos de esa plaza, podemos ver el Torreón, que es lo único que queda de
las murallas medievales de Haro. En la actualidad, este edificio alberga un
museo de arte contemporáneo.
En cuanto a iglesias, son dos las
que hay que visitar. En pleno centro histórico está la parroquia de Santo
Tomás, que tiene una magnífica portada plateresca y una esbelta y hermosa
torre. Además, en su interior está el retablo más grande de La Rioja.
El otro templo que hay que
visitar es la Basílica de la Virgen de la Vega, patrona de Haro. Lo mejor de
este edificio es su interior, en donde podemos disfrutar de su retablo mayor y
de pinturas murales.
Además de la arquitectura
religiosa, Haro cuenta con muchos palacios blasonados y edificios civiles de
interés, como, entre otros, el Palacio de Tejada y el Palacio de la Plaza de la
Cruz, de los que os pongo unas fotos.
Comenzando ya por la etapa, si
decidimos acabar en Santo Domingo de la Calzada, en donde empalmamos con el
Camino Francés, solo hay que andar 20 kilómetros en los que apenas hay que
subir 170 metros de desnivel, lo que hace de esta etapa una de las más livianas
del Camino.
Esta etapa la recorrí en 2012 y,
si no recuerdo mal, transcurre en su gran mayoría por pistas agrícolas y entre
cultivos, por lo que, en cuestión de paisaje, me resultó algo sosa.
El primer pueblo en el que se
puede hacer una pausa es Zarratón,
en donde hay que contemplar la portada gótica de su iglesia. No puedo hablaros
de primera mano del interior de su iglesia porque cuando pasé por ahí estaba
cerrada.
El segundo y último pueblo
intermedio es Bañares que, pese a su
pequeño tamaño, tiene dos edificios catalogados como Bien de Interés Cultural desde 1964.
En primer y principal lugar, la monumental iglesia gótica de la Santa Cruz.
Lamentablemente, cuando pasé por ahí encontré la iglesia cerrada pero, por lo
que he visto en una web municipal, parece que su interior tiene joyas para
visitar.
En segundo lugar, la ermita de la
Santa Cruz, joya románica del s. XII que en su día fue iglesia parroquial. Al
construirse la nueva iglesia parroquial con el mismo nombre, este pequeño
templo pasó a llamarse informalmente Ermita de la Antigua. Ambas joyas están
situadas una al lado de la otra.
Saliendo de Bañares hay que
recorrer unos 5 km para llegar a Santo Domingo de la Calzada, de la que ya hablamos
en esta entrada, por lo que no me voy a repetir.
Saludos cordiales y buen Camino,
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